lunes, 30 de noviembre de 2009

Mi television ha reventado

Pues eso, mientras dormía y cuando estaba apagada exploto y empezó a expulsar humo blanco como si de una elección de papa se tratara...

Así que, queridos amigos... creo que volveré a escribir en el blog con asiduidad porque ya solo me quedan mis libros, mi música y mi ordenador como marea de ocio en mi peculiar habitación.

Nos leemos pronto, en cuanto me vuelva la inspiración.

sábado, 7 de noviembre de 2009

Where are you angel mind? don't you see me crying? (Cap 4)


Eran las 9 de la noche y Scott llegaba a casa tras haber estado tomando una cerveza con un compañero de la oficina. Estaba bastante cansado y lo único que quería era cenar algo y meterse en la cama a descansar. Al abrir la puerta de casa Marcos salio corriendo a saludarle.
Le encantaba que fuera su padre quien le arropara y le llevara a la cama, y los días que no estaba el para hacerlo Alex se las tenia que ver y desear para acostar a su hijo sin que aquello fuera un drama.

Cuando Scott entro al salón vio a su mujer charlando con Marta y se sorprendió gratamente. Hacia mucho que Marta no les visitaba en casa y a Scott era una mujer que le caía realmente bien. Aunque en cierta medida y sin que el se quisiera dar cuenta, le tenia envidia. Envidia por ser la única persona a la que su mujer se abría y la única persona con la que su mujer se reía como cuando era joven.
Pero hoy no estaban riéndose. Es mas, estaban bastante serias. Incluso Marta parecía tener los ojos llorosos...

-Hombre Marta, cuanto tiempo! Hacia mucho que no nos visitabas?
-Scott, Marta se va a quedar en casa unos días. (Le decía mientras le hacia un gesto dándole la espalda a su amiga, el entendió perfectamente que no debía hacer mas preguntas)
-Claro, no hay ningún problema. Marta, puedes quedarte los días que quieras. Sabes que eras bien venida en nuestra casa. Tienes hambre? Voy a preparar algo de cenar

-Claro, espera que voy a ayudarte.
-Yo mientras iré acostando a Marcos, es tarde y esta cansado.

En la cocina Scott no pensaba hacer ningún comentario, pero Marta se adelanto. Y le contó todo lo ocurrido. Scott se vio abrumado ante tanta información y no podía hacer otra cosa mas que abrazar a su amiga.

Cuando Alex entro por la puerta se quedo observándolos y no pudo contener unas lagrimas. Cuando Scott la vio sintió un tremendo pinchazo en la boca del estomago. Hacia mucho tiempo que no veía llorar a su mujer. Lo que el nunca se habría imaginado es que esas lagrimas no provenían de la desgracia de Marta sino de la envidia que le tenia por ser mas valiente que ella.

Unas horas mas tarde ya estaban todos acostados. Alex estaba tumbada a su lado, acurrucada dándole la espalda. El se incorporo para mírala y no pudo evitar rodearle con su brazo en señal de protección. Pero se quedo atónito al ver que su mujer rechazaba su gesto y se levantaba llevándose con ella la almohada. Cuando estaba con el pomo de la puerta en la mano se dio la vuelta para ver a su marido, y la expresión de Scott le sobrepaso y tubo que volver y sentarse en la cama para explicarle lo que sentía.

- Mira, hasta ahora pocas veces he expresado mis sentimientos de manera sincera. Pero hoy he decidido que no puedo seguir con esta vida. No es mi vida, es la tuya. Yo no la soporto y no es con lo que soñaba hace unos años.
- Pero...
- Espera, déjame acabar. Por favor. Necesito unos días para pensar. Se que te voy a hacer mucho daño, y créeme que es lo que menos deseo del mundo, pero no hay otra manera. Te juro que la he buscado pero no hay otra manera. Te quiero muchísimo, y juntos hemos vivido los mejores momentos de mi vida. Pero esa es una etapa que quedo atrás. Dame tiempo para pensar, solo te pido eso. Un par de días o incluso menos.

Y cerrando la puerta delicadamente Alex se dirigió a dormir en la cama supletoria del cuarto de su hijo mientras Scott lloraba estupefacto en la soledad de su cuarto.

jueves, 5 de noviembre de 2009

Where are you angel mind? don't you see me crying? (Cap 3)


Alex entro al estudio con prisas y cuando cruzo la puerta que daba a su oficina soltó un pequeño y ahogado grito al ver a alguien esperándola. Al ver que era Jorge no pudo evitar sonreír y pedirle perdón por llegar tarde.

- Perdóname, habíamos quedado en que repasaríamos la reunión de esta mañana las 8.
- Nada no te preocupes, he estado preparando la documentación mientras tanto. Sientante, lo tengo todo preparado.

Una hora y media mas tarde la reunión había concluido y Alex se encontró tirada en su silla en silencio absoluto. Le encantaba estar sin oír ni un solo ruido, pero su gozo se acabo en el momento en el que tubo que atender a uno de sus compañeros que tenia dudas que preguntarle respecto a un proyecto que estaban llevando en común.

A Alex le gustaba su trabajo, pero sentía muchísima pena desde que hacia unos años tubo que rechazar un alto cargo de directiva que se le ofreció gracias a sus grandes esfuerzos. Ella hubiera aceptado con los ojos cerrados, pero Scott le convenció de que aquello era una mala idea. Ahora era madre y no podía permitirse el lujo de llegar muy tarde a casa a diario y tener que pasar semanas enteras viajando.
Asi que se tubo que conformar con su puesto de directora de departamento de diseño de interiorismos.
Todo el mundo en el estudio sabia que Alex no era una mujer que se sentía realizada, y todo el mundo trataba de caer bien delante suyo aunque por detrás la criticaran por su carácter gélido, pero no se daban cuenta de que Alex sabia perfectamente todo lo que se murmuraba a sus espaldas. La gente era cotilla por naturaleza y era capaz de inventar tremendas historias para explicar la amargura de Alex.
Pero a ella le daba igual, no pensaba que mereciera la pena gastar energías en dejar con el culo al aire a mas de uno por muchas cosas que ella supiera y se callaba.

La única persona que le parecía noble y merecía la pena era Jorge. Un hombre de 32 años, que no se metía con nadie y que realizaba estupendamente su trabajo. Ademas Alex notaba que el no le miraba como los demás. A el le daba igual que ella fuera mas o menos simpática, y siempre que tenia que ir a hablar con ella lo hacia sin dudar ni un segundo. Trabajar con el le resultaba de lo mas natural.


Cuando llego el mediodía y estaba apunto de coger el coche para ir al restaurante a comer... se dio cuenta que había quedado con Marta para comer. << Joder, casi se me olvida. >> Así que se dirigió a el bar donde había quedado con ella.

Marta era su mejor amiga desde los 15 años. Era la persona que mas le conocía y que mas le comprendía. Y sobre todo y por encima de todo, la que mas le respetaba sin juzgarla.


-Marta, perdóname por el retraso. No te miento si te digo que casi se me olvida que habíamos quedado...
-No, jaja, no me cuesta creerlo viniendo de ti
-Bueno, pedimos?

Tras una copiosa comida, de la cual Alex apenas probo bocado, Marta fue directa al grano.

-Alex... hay una cosa que quería comentarte...
-Claro Marta, dime.
-Mira, hace un año ya que lo mio con Asier no va bien... Hemos tenido muchos problemas, muchas discusiones y hasta ahora hemos estado aguantando por mantener esa relación "idílica" que todo el mundo nos asignaba. Pero yo ya no puedo mas, llevo un mes dándole vueltas y ayer por la noche me fui de casa. No puedo mas Alex, hay muchas cosas que puedo soportar, llevo cuernos desde el segundo año de matrimonio pero eso no me importa. Pero no soporto que me trate como si supiera que voy a estar ahí siempre para el. Me menosprecia como persona y no puedo mas.- Explicaba Marta tranquilamente mientras fumaba un cigarro.
-Marta... si esa es tu decisión sabes que yo estoy de acuerdo. No me gustaba como te trataba últimamente Asier. Yo estoy aquí para lo que necesites.
-Ya, lo se. Y aquí viene la cuestión. Te quería preguntar si me dejarías pasar unos días en tu casa mientras busco un apartamento en alquiler.
-Claro, ahora mismo vamos a tu casa, hacemos las maletas entre las dos y te vienes a mi casa. Scott estará encantado con tu visita, ya veras.


..... Continuara

miércoles, 4 de noviembre de 2009

Where are you angel mind? don't you see me crying? (Cap 2)


Al cruzar la puerta de la oficina se dio cuenta de que una vez mas era el primero en llegar. Toco la tierra de la Orquídea blanca que adornaba su mesa y se dirigió a por la jarra de agua para regarla. Justo después empezó a aparecer la gente, era curioso fijarse en que los becarios de la empresa eran los primeros en llegar y cada cargo mas alto llegaba un poco mas tarde que el anterior.

Scott se sintió aliviado cuando por fin llego la secretaria y encendió el hilo musical, nunca le había gustado el silencio y menos si estaba rodeado de gente. Se sentía obligado a romperlo empezando cualquier conversación idiota, así que se refugiaba en las notas musicales de la onda media.

Mientras miraba su correo electrónico se acerco Celia para pedirle que le firmara unos papeleos sobre los certificados de calidad de la empresa. Scott le sonrió amablemente y firmo donde ella le indico sin preguntar nada. Celia le caía bien, era una mujer muy eficiente en su trabajo y ademas tenia sentido del humor. Era muy agradable oír la fresca risa de una joven mujer por las mañanas ya que en casa hacia tiempo que no oía un sonido parecido. Scott no tenia mucho trabajo ese día, o mas bien no tenia muchas ganas de trabajar, pero bien fuera por una cosa o por otra se dedico a observar a su alrededor mas que ha redactar documentos administrativos.

Le gustaba observar las caras de sus empleados mientras trabajaban, unos gesticulaban graciosamente, otros cantaban las canciones que sonaban en la oficina, y otros simplemente se limitaban a hacer su trabajo. La verdad es que Scott estaba muy contento con casi todos sus empleados. Eran un grupo de trabajo muy bien avenido.

Al final se descubrió observando a Celia descaradamente. Se sorprendió a si mismo por ser tan mal educado y se puso rojo sin saberlo. Pero por suerte nadie se percato del detalle. Cuando se tranquilizo volvió a sus pensamientos.

"La verdad es que Celia es muy atractiva, siempre tan elegante con su traje de falda y esas blusas blancas..."

Celia era una mujer de unos 35 años, pálida de piel pero de cabello muy moreno el cual siempre lo llevaba recogido o semi recogido. Mediría 1,70 y tenia muy buena presencia. Cuando el la contrato fue lo primero que le llamo la atención. Necesitaban una persona amable, inteligente, y con buen porte ya que gran parte de su labor seria de cara a los clientes. Y en cuanto vio a Celia lo primero que pensó fue que aparentemente era lo que necesitaban.
Pero ahora cuando la miraba no veía una mujer así, lo que veía era una mujer sexy y atractiva. Al darse cuenta de esto empezó a ponerse muy nervioso y se levanto para bajar a por un café. Como podía estar pensando en otra mujer que no fuera Alex de aquella manera?


Delante de la maquina de café se tranquilizo y le entro una risa nerviosa al darse cuenta de que parecía un quinceañero por ruborizarse al ver a alguien como una persona atractiva, era algo totalmente normal.
De repente un golpe le sobresalto, al darse la vuelta vio a Celia agachada en el suelo recogiendo unas monedas que se le habían caído. Ella se reía mientras buscaba las monedas debajo de una de las maquinas de refrescos.

- No te preocupes, ya te saco yo un café. Con leche no?
- Si si, muchas gracias. Si es que no se que me pasa hoy que estoy muy torpe.

El no pudo evitar llevar su mirada a las piernas de la chica que tenia casi a sus pies. En esa postura la falda le dejaba entre ver gran parte de su firme muslo, pero en cuanto se incorporo el tubo que apartar la mirada.

- Que buen día ha salido hoy. Que agradable es ver el sol aunque sea entre cristales.
- Si es verdad, parece mentira que un poco de sol cambie tanto el animo de las personas. Es una pena que no todo el mundo sonría tanto como tu ante un día primaveral.
- Bueno bueno, tampoco sonrió tanto jaja pero es que hoy estoy especialmente contenta (contesta ligeramente ruborizada). Y eso de las sonrisas... ¿lo dices por algo en concreto?
- Pues, digamos que hace unos años mi mujer tenia la misma luz que tu en la cara cuando sonreía. Pero desde que nacio nuestro hijo es como si hubiera cambiado.
- Bueno no te preocupes, seguro que es una mala temporada que pronto pasa.

Los dos volvieron tranquilamente a su puesto de trabajo y la mañana transcurrió bastante melancólica para Scott.

lunes, 2 de noviembre de 2009

Where are you angel mind? don't you see me crying? (Cap 1)


Era una noche terriblemente calurosa para ser primavera. Las sabanas grises se pegaban a su pálida piel mientras ella se iba revolviendo a través del colchón buscando el contacto con los huecos de la cama que aun estaban frescos.
Se estaba empezando a agobiar por el calor y también porque solo le quedaban 2 horas antes de entrar a trabajar.

En una de sus constantes vueltas para encontrar postura, se vio entrelazada en los brazos de su marido. El le miraba con ojos compasivos y una media sonrisa que delataba el echo de que no era el quien había estado toda la noche en vela.
Se sostuvieron la mirada un largo instante. Aparentemente los dos se miraban cómplices, cualquiera que hubiera contemplado la estampa habría pensado que era un momento la mar de tierno. Pero nada mas lejos de la realidad.
El simplemente tenia ganas de que su mujer fuera feliz, y lo intentaba con todas sus fuerzas. Pero ella en cambio no quería serlo. Se sentía vacía por dentro, no podía estar tranquilamente abrazada a su marido en la cama, cada vez que veía a su hijo este le recordaba que nunca debió dejarse convencer para ser madre, su trabajo le agobiaba y le hacia infeliz... y a pesar de todo ella trataba de aparentar todo lo contrario.
Sabia que su marido era un hombre ejemplar, que hacia lo imposible por sacarle una sonrisa y que su hijo la quería con locura a pesar de todo.

Ella volvió de sus pensamientos y dándole un delicado beso a su marido se levanto de la cama. Se desperezaba todas las mañanas como un gato que arquea la espalda elegantemente. Para no haber dormido nada en toda la noche estaba radiante. Tenia una figura esbelta que se envolvía en un delicado camisón corto de seda blanca. El le observaba desde la cama con una sonrisa en la boca, y se rió suavemente al ver que uno de los tirantes de aquel camisón que el le había regalado se le resbalaba constantemente a través del hombro. Cada día que la observaba se daba cuenta de que no pudo haber encontrado una mujer mejor con la que compartir su vida. Y ademas era terriblemente hermosa, cada día mas. Le gustaba ese aire despistado que ella tenia, siempre metida en su mundo, sin darse demasiada cuenta de lo que pasaba a su alrededor. Ademas le transmitía una enorme sensación de paz.

En uno de esos instantes ella se percato de que le estaba observando y cuando cruzaron las miradas el le sonrió simpáticamente. Ella justo llego a esbozar una sonrisa y se sentó en el banco que estaba justo al lado de la ventana para ponerse las medias.
El pensó en ir a por su cámara de fotos para poder retratar lo que estaba viendo, le pareció una toma maravillosa pero se dio cuenta de que para cuando se movería toda la magia del momento se habría esfumado. Así que se conformo con observarla y guardarla en sus retinas. Los rayos de sol que se colaban por la ventana iluminaban su pelo fino y rubio, que a su vez daba un halo de candidez a sus rasgos de mujer adulta. Tenia la piel muy pálida, casi de porcelana, con unas pequeñas y casi inapreciables pequitas que le recorrían todo el cuerpo como si alguien las hubiera ido pintando con una paciencia divina.
Pero para cuando se quiso dar cuenta ella ya estaba en el cuarto de baño cepillándose el pelo y preparándose para ir a trabajar y toda la belleza del momento había desaparecido.

"Marcos! Es tarde, hay que ir al cole" decía ella sin levantar en exceso la voz. Aunque sabia perfectamente que su hijo no se movería de la cama hasta que ella fuera a su cuarto y le diera un ultimátum.
Cuando ya estaba preparada se dirigió a la habitación de su hijo. Nada mas entrar levanto la persiana y observo como Marcos se acurrucaba debajo de las sabanas en busca de oscuridad. Ella se sentó en el borde de la cama y dándole un suave cachete en el culo le dijo "Vamos, vas a hacerme llegar tarde".
Salieron corriendo de casa como todas las mañanas. Marcos con la mochila sin terminar de colocar del todo y su madre rebuscando en el bolso para encontrar las llaves del coche.
De camino al colegio observaba como su hijo se iba quedando dormido con la cabeza apoyada en el cristal de la ventanilla mientras pensaba en lo cruel que era para un niño tan pequeño tener que madrugar tanto, cuando todos los niños que iban a colegios públicos se levantaban una hora mas tarde.

Para cuando llegaron al edificio Marcos ya se había despertado, y tras darle un beso a su madre en la mejilla se dispuso a subir las escaleras con sus pequeñas piernecitas medio adormilado.