miércoles, 22 de mayo de 2013

Cierra los ojos, piensa en tu madre. ¿Qué ves?
Veo sus manos. Con todos esos anillos. Tiene unas manos preciosas. Las uñas son granates, largas, bonitas. Y todos esos anillos. Entre ellos hay uno especial. Uno que tiene el escudo de su apellido grabado.
También la huelo. Mi madre siempre huele igual. Es un olor suave, muy agradable. Me devuelve a mi infancia.
Y sus piernas. Morenas, muy suaves. Tiene las piernas más bonitas que puedo recordar.

Muy bien. Ábrelos de nuevo. Respira. Vuelve a cerrarlos. Ahora piensa en tu padre. ¿Qué ves?

Sus gafas. Mi padre no sería el sin sus gafas. Y su pelo rubio. También veo sus brazos. Son delgados para ser hombre, pero en cambio es una persona muy fuerte. Recuerdo que cuando era pequeña siempre tenía un brazo moreno de conducir y el otro pálido. También oigo su voz. Su voz me acompañara siempre como su risa. Su voz me relaja, me tranquiliza con solo escucharla. Me hace sentirme mejor conmigo misma porque me transmite amor.

Vale, ahora vamos a probar con tu hermano. Cuéntame que ves
Nos veo de pequeños. El jugando con su castillo de graiscull con sus amigos y yo intentando participar. Sus amigos se reían de mí por ser pequeña y él me defendía a su manera. Nos veo a los dos haciendo castillos con sabanas viejas en su habitación, iluminados solo con un flexo.
Le veo a dia de hoy, con su pelo alborotado. Le veo persiguiéndome por los pasillos de casa contándome cosas con una sonrisa enorme, y yo corriendo y gritándole. Los dos reímos. Mi hermano es la risa en mi casa. Parece contradictorio. Pero la persona más seria que conozco es la que mas sonrisas me pinta en la cara.
Soy feliz cuando estoy con él. Me alegra la vida. Me da otro punto de vista.

Y por último, vas a pensar en él y contarme que sientes
El no es de mi familia. No tengo ese sentimiento de amor incondicional por él.
Le recuerdo en el bar la palma con una camiseta negra. Su risa inconfundible. Y como fue el primero en saludarme e invitarme a la Coca-Cola. Recuerdo su mirada. Sus ojos verdes con mirada indescifrable.
Recuerdo como me coge la mano en cuanto puede. Y como por primera vez me gusta que alguien lo haga.
Me gustan sus gestos de cariño escondidos cuando hay gente delante. Como si no tuvieran importancia.
Pero cuando mejor me siento es cuando pienso en sus abrazos. Entre sus brazos me sentía querida, segura.

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