jueves, 3 de diciembre de 2009




Manifiesto “En defensa de los derechos fundamentales en internet”

Ante la inclusión en el Anteproyecto de Ley de Economía sostenible de modificaciones legislativas que afectan al libre ejercicio de las libertades de expresión, información y el derecho de acceso a la cultura a través de Internet, los periodistas, bloggers, usuarios, profesionales y creadores de internet manifestamos nuestra firme oposición al proyecto, y declaramos que…

1.- Los derechos de autor no pueden situarse por encima de los derechos fundamentales de los ciudadanos, como el derecho a la privacidad, a la seguridad, a la presunción de inocencia, a la tutela judicial efectiva y a la libertad de expresión.

2.- La suspensión de derechos fundamentales es y debe seguir siendo competencia exclusiva del poder judicial. Ni un cierre sin sentencia. Este anteproyecto, en contra de lo establecido en el artículo 20.5 de la Constitución, pone en manos de un órgano no judicial – un organismo dependiente del ministerio de Cultura -, la potestad de impedir a los ciudadanos españoles el acceso a cualquier página web.

3.- La nueva legislación creará inseguridad jurídica en todo el sector tecnológico español, perjudicando uno de los pocos campos de desarrollo y futuro de nuestra economía, entorpeciendo la creación de empresas, introduciendo trabas a la libre competencia y ralentizando su proyección internacional.

4.- La nueva legislación propuesta amenaza a los nuevos creadores y entorpece la creación cultural. Con Internet y los sucesivos avances tecnológicos se ha democratizado extraordinariamente la creación y emisión de contenidos de todo tipo, que ya no provienen prevalentemente de las industrias culturales tradicionales, sino de multitud de fuentes diferentes.

5.- Los autores, como todos los trabajadores, tienen derecho a vivir de su trabajo con nuevas ideas creativas, modelos de negocio y actividades asociadas a sus creaciones. Intentar sostener con cambios legislativos a una industria obsoleta que no sabe adaptarse a este nuevo entorno no es ni justo ni realista. Si su modelo de negocio se basaba en el control de las copias de las obras y en Internet no es posible sin vulnerar derechos fundamentales, deberían buscar otro modelo.

6.- Consideramos que las industrias culturales necesitan para sobrevivir alternativas modernas, eficaces, creíbles y asequibles y que se adecuen a los nuevos usos sociales, en lugar de limitaciones tan desproporcionadas como ineficaces para el fin que dicen perseguir.

7.- Internet debe funcionar de forma libre y sin interferencias políticas auspiciadas por sectores que pretenden perpetuar obsoletos modelos de negocio e imposibilitar que el saber humano siga siendo libre.

8.- Exigimos que el Gobierno garantice por ley la neutralidad de la Red en España, ante cualquier presión que pueda producirse, como marco para el desarrollo de una economía sostenible y realista de cara al futuro.

9.- Proponemos una verdadera reforma del derecho de propiedad intelectual orientada a su fin: devolver a la sociedad el conocimiento, promover el dominio público y limitar los abusos de las entidades gestoras.

10.- En democracia las leyes y sus modificaciones deben aprobarse tras el oportuno debate público y habiendo consultado previamente a todas las partes implicadas. No es de recibo que se realicen cambios legislativos que afectan a derechos fundamentales en una ley no orgánica y que versa sobre otra materia.

Este manifiesto, elaborado de forma conjunta por varios autores, es de todos y de ninguno. Si quieres sumarte a él, difúndelo por Internet.

lunes, 30 de noviembre de 2009

Mi television ha reventado

Pues eso, mientras dormía y cuando estaba apagada exploto y empezó a expulsar humo blanco como si de una elección de papa se tratara...

Así que, queridos amigos... creo que volveré a escribir en el blog con asiduidad porque ya solo me quedan mis libros, mi música y mi ordenador como marea de ocio en mi peculiar habitación.

Nos leemos pronto, en cuanto me vuelva la inspiración.

sábado, 7 de noviembre de 2009

Where are you angel mind? don't you see me crying? (Cap 4)


Eran las 9 de la noche y Scott llegaba a casa tras haber estado tomando una cerveza con un compañero de la oficina. Estaba bastante cansado y lo único que quería era cenar algo y meterse en la cama a descansar. Al abrir la puerta de casa Marcos salio corriendo a saludarle.
Le encantaba que fuera su padre quien le arropara y le llevara a la cama, y los días que no estaba el para hacerlo Alex se las tenia que ver y desear para acostar a su hijo sin que aquello fuera un drama.

Cuando Scott entro al salón vio a su mujer charlando con Marta y se sorprendió gratamente. Hacia mucho que Marta no les visitaba en casa y a Scott era una mujer que le caía realmente bien. Aunque en cierta medida y sin que el se quisiera dar cuenta, le tenia envidia. Envidia por ser la única persona a la que su mujer se abría y la única persona con la que su mujer se reía como cuando era joven.
Pero hoy no estaban riéndose. Es mas, estaban bastante serias. Incluso Marta parecía tener los ojos llorosos...

-Hombre Marta, cuanto tiempo! Hacia mucho que no nos visitabas?
-Scott, Marta se va a quedar en casa unos días. (Le decía mientras le hacia un gesto dándole la espalda a su amiga, el entendió perfectamente que no debía hacer mas preguntas)
-Claro, no hay ningún problema. Marta, puedes quedarte los días que quieras. Sabes que eras bien venida en nuestra casa. Tienes hambre? Voy a preparar algo de cenar

-Claro, espera que voy a ayudarte.
-Yo mientras iré acostando a Marcos, es tarde y esta cansado.

En la cocina Scott no pensaba hacer ningún comentario, pero Marta se adelanto. Y le contó todo lo ocurrido. Scott se vio abrumado ante tanta información y no podía hacer otra cosa mas que abrazar a su amiga.

Cuando Alex entro por la puerta se quedo observándolos y no pudo contener unas lagrimas. Cuando Scott la vio sintió un tremendo pinchazo en la boca del estomago. Hacia mucho tiempo que no veía llorar a su mujer. Lo que el nunca se habría imaginado es que esas lagrimas no provenían de la desgracia de Marta sino de la envidia que le tenia por ser mas valiente que ella.

Unas horas mas tarde ya estaban todos acostados. Alex estaba tumbada a su lado, acurrucada dándole la espalda. El se incorporo para mírala y no pudo evitar rodearle con su brazo en señal de protección. Pero se quedo atónito al ver que su mujer rechazaba su gesto y se levantaba llevándose con ella la almohada. Cuando estaba con el pomo de la puerta en la mano se dio la vuelta para ver a su marido, y la expresión de Scott le sobrepaso y tubo que volver y sentarse en la cama para explicarle lo que sentía.

- Mira, hasta ahora pocas veces he expresado mis sentimientos de manera sincera. Pero hoy he decidido que no puedo seguir con esta vida. No es mi vida, es la tuya. Yo no la soporto y no es con lo que soñaba hace unos años.
- Pero...
- Espera, déjame acabar. Por favor. Necesito unos días para pensar. Se que te voy a hacer mucho daño, y créeme que es lo que menos deseo del mundo, pero no hay otra manera. Te juro que la he buscado pero no hay otra manera. Te quiero muchísimo, y juntos hemos vivido los mejores momentos de mi vida. Pero esa es una etapa que quedo atrás. Dame tiempo para pensar, solo te pido eso. Un par de días o incluso menos.

Y cerrando la puerta delicadamente Alex se dirigió a dormir en la cama supletoria del cuarto de su hijo mientras Scott lloraba estupefacto en la soledad de su cuarto.

jueves, 5 de noviembre de 2009

Where are you angel mind? don't you see me crying? (Cap 3)


Alex entro al estudio con prisas y cuando cruzo la puerta que daba a su oficina soltó un pequeño y ahogado grito al ver a alguien esperándola. Al ver que era Jorge no pudo evitar sonreír y pedirle perdón por llegar tarde.

- Perdóname, habíamos quedado en que repasaríamos la reunión de esta mañana las 8.
- Nada no te preocupes, he estado preparando la documentación mientras tanto. Sientante, lo tengo todo preparado.

Una hora y media mas tarde la reunión había concluido y Alex se encontró tirada en su silla en silencio absoluto. Le encantaba estar sin oír ni un solo ruido, pero su gozo se acabo en el momento en el que tubo que atender a uno de sus compañeros que tenia dudas que preguntarle respecto a un proyecto que estaban llevando en común.

A Alex le gustaba su trabajo, pero sentía muchísima pena desde que hacia unos años tubo que rechazar un alto cargo de directiva que se le ofreció gracias a sus grandes esfuerzos. Ella hubiera aceptado con los ojos cerrados, pero Scott le convenció de que aquello era una mala idea. Ahora era madre y no podía permitirse el lujo de llegar muy tarde a casa a diario y tener que pasar semanas enteras viajando.
Asi que se tubo que conformar con su puesto de directora de departamento de diseño de interiorismos.
Todo el mundo en el estudio sabia que Alex no era una mujer que se sentía realizada, y todo el mundo trataba de caer bien delante suyo aunque por detrás la criticaran por su carácter gélido, pero no se daban cuenta de que Alex sabia perfectamente todo lo que se murmuraba a sus espaldas. La gente era cotilla por naturaleza y era capaz de inventar tremendas historias para explicar la amargura de Alex.
Pero a ella le daba igual, no pensaba que mereciera la pena gastar energías en dejar con el culo al aire a mas de uno por muchas cosas que ella supiera y se callaba.

La única persona que le parecía noble y merecía la pena era Jorge. Un hombre de 32 años, que no se metía con nadie y que realizaba estupendamente su trabajo. Ademas Alex notaba que el no le miraba como los demás. A el le daba igual que ella fuera mas o menos simpática, y siempre que tenia que ir a hablar con ella lo hacia sin dudar ni un segundo. Trabajar con el le resultaba de lo mas natural.


Cuando llego el mediodía y estaba apunto de coger el coche para ir al restaurante a comer... se dio cuenta que había quedado con Marta para comer. << Joder, casi se me olvida. >> Así que se dirigió a el bar donde había quedado con ella.

Marta era su mejor amiga desde los 15 años. Era la persona que mas le conocía y que mas le comprendía. Y sobre todo y por encima de todo, la que mas le respetaba sin juzgarla.


-Marta, perdóname por el retraso. No te miento si te digo que casi se me olvida que habíamos quedado...
-No, jaja, no me cuesta creerlo viniendo de ti
-Bueno, pedimos?

Tras una copiosa comida, de la cual Alex apenas probo bocado, Marta fue directa al grano.

-Alex... hay una cosa que quería comentarte...
-Claro Marta, dime.
-Mira, hace un año ya que lo mio con Asier no va bien... Hemos tenido muchos problemas, muchas discusiones y hasta ahora hemos estado aguantando por mantener esa relación "idílica" que todo el mundo nos asignaba. Pero yo ya no puedo mas, llevo un mes dándole vueltas y ayer por la noche me fui de casa. No puedo mas Alex, hay muchas cosas que puedo soportar, llevo cuernos desde el segundo año de matrimonio pero eso no me importa. Pero no soporto que me trate como si supiera que voy a estar ahí siempre para el. Me menosprecia como persona y no puedo mas.- Explicaba Marta tranquilamente mientras fumaba un cigarro.
-Marta... si esa es tu decisión sabes que yo estoy de acuerdo. No me gustaba como te trataba últimamente Asier. Yo estoy aquí para lo que necesites.
-Ya, lo se. Y aquí viene la cuestión. Te quería preguntar si me dejarías pasar unos días en tu casa mientras busco un apartamento en alquiler.
-Claro, ahora mismo vamos a tu casa, hacemos las maletas entre las dos y te vienes a mi casa. Scott estará encantado con tu visita, ya veras.


..... Continuara

miércoles, 4 de noviembre de 2009

Where are you angel mind? don't you see me crying? (Cap 2)


Al cruzar la puerta de la oficina se dio cuenta de que una vez mas era el primero en llegar. Toco la tierra de la Orquídea blanca que adornaba su mesa y se dirigió a por la jarra de agua para regarla. Justo después empezó a aparecer la gente, era curioso fijarse en que los becarios de la empresa eran los primeros en llegar y cada cargo mas alto llegaba un poco mas tarde que el anterior.

Scott se sintió aliviado cuando por fin llego la secretaria y encendió el hilo musical, nunca le había gustado el silencio y menos si estaba rodeado de gente. Se sentía obligado a romperlo empezando cualquier conversación idiota, así que se refugiaba en las notas musicales de la onda media.

Mientras miraba su correo electrónico se acerco Celia para pedirle que le firmara unos papeleos sobre los certificados de calidad de la empresa. Scott le sonrió amablemente y firmo donde ella le indico sin preguntar nada. Celia le caía bien, era una mujer muy eficiente en su trabajo y ademas tenia sentido del humor. Era muy agradable oír la fresca risa de una joven mujer por las mañanas ya que en casa hacia tiempo que no oía un sonido parecido. Scott no tenia mucho trabajo ese día, o mas bien no tenia muchas ganas de trabajar, pero bien fuera por una cosa o por otra se dedico a observar a su alrededor mas que ha redactar documentos administrativos.

Le gustaba observar las caras de sus empleados mientras trabajaban, unos gesticulaban graciosamente, otros cantaban las canciones que sonaban en la oficina, y otros simplemente se limitaban a hacer su trabajo. La verdad es que Scott estaba muy contento con casi todos sus empleados. Eran un grupo de trabajo muy bien avenido.

Al final se descubrió observando a Celia descaradamente. Se sorprendió a si mismo por ser tan mal educado y se puso rojo sin saberlo. Pero por suerte nadie se percato del detalle. Cuando se tranquilizo volvió a sus pensamientos.

"La verdad es que Celia es muy atractiva, siempre tan elegante con su traje de falda y esas blusas blancas..."

Celia era una mujer de unos 35 años, pálida de piel pero de cabello muy moreno el cual siempre lo llevaba recogido o semi recogido. Mediría 1,70 y tenia muy buena presencia. Cuando el la contrato fue lo primero que le llamo la atención. Necesitaban una persona amable, inteligente, y con buen porte ya que gran parte de su labor seria de cara a los clientes. Y en cuanto vio a Celia lo primero que pensó fue que aparentemente era lo que necesitaban.
Pero ahora cuando la miraba no veía una mujer así, lo que veía era una mujer sexy y atractiva. Al darse cuenta de esto empezó a ponerse muy nervioso y se levanto para bajar a por un café. Como podía estar pensando en otra mujer que no fuera Alex de aquella manera?


Delante de la maquina de café se tranquilizo y le entro una risa nerviosa al darse cuenta de que parecía un quinceañero por ruborizarse al ver a alguien como una persona atractiva, era algo totalmente normal.
De repente un golpe le sobresalto, al darse la vuelta vio a Celia agachada en el suelo recogiendo unas monedas que se le habían caído. Ella se reía mientras buscaba las monedas debajo de una de las maquinas de refrescos.

- No te preocupes, ya te saco yo un café. Con leche no?
- Si si, muchas gracias. Si es que no se que me pasa hoy que estoy muy torpe.

El no pudo evitar llevar su mirada a las piernas de la chica que tenia casi a sus pies. En esa postura la falda le dejaba entre ver gran parte de su firme muslo, pero en cuanto se incorporo el tubo que apartar la mirada.

- Que buen día ha salido hoy. Que agradable es ver el sol aunque sea entre cristales.
- Si es verdad, parece mentira que un poco de sol cambie tanto el animo de las personas. Es una pena que no todo el mundo sonría tanto como tu ante un día primaveral.
- Bueno bueno, tampoco sonrió tanto jaja pero es que hoy estoy especialmente contenta (contesta ligeramente ruborizada). Y eso de las sonrisas... ¿lo dices por algo en concreto?
- Pues, digamos que hace unos años mi mujer tenia la misma luz que tu en la cara cuando sonreía. Pero desde que nacio nuestro hijo es como si hubiera cambiado.
- Bueno no te preocupes, seguro que es una mala temporada que pronto pasa.

Los dos volvieron tranquilamente a su puesto de trabajo y la mañana transcurrió bastante melancólica para Scott.

lunes, 2 de noviembre de 2009

Where are you angel mind? don't you see me crying? (Cap 1)


Era una noche terriblemente calurosa para ser primavera. Las sabanas grises se pegaban a su pálida piel mientras ella se iba revolviendo a través del colchón buscando el contacto con los huecos de la cama que aun estaban frescos.
Se estaba empezando a agobiar por el calor y también porque solo le quedaban 2 horas antes de entrar a trabajar.

En una de sus constantes vueltas para encontrar postura, se vio entrelazada en los brazos de su marido. El le miraba con ojos compasivos y una media sonrisa que delataba el echo de que no era el quien había estado toda la noche en vela.
Se sostuvieron la mirada un largo instante. Aparentemente los dos se miraban cómplices, cualquiera que hubiera contemplado la estampa habría pensado que era un momento la mar de tierno. Pero nada mas lejos de la realidad.
El simplemente tenia ganas de que su mujer fuera feliz, y lo intentaba con todas sus fuerzas. Pero ella en cambio no quería serlo. Se sentía vacía por dentro, no podía estar tranquilamente abrazada a su marido en la cama, cada vez que veía a su hijo este le recordaba que nunca debió dejarse convencer para ser madre, su trabajo le agobiaba y le hacia infeliz... y a pesar de todo ella trataba de aparentar todo lo contrario.
Sabia que su marido era un hombre ejemplar, que hacia lo imposible por sacarle una sonrisa y que su hijo la quería con locura a pesar de todo.

Ella volvió de sus pensamientos y dándole un delicado beso a su marido se levanto de la cama. Se desperezaba todas las mañanas como un gato que arquea la espalda elegantemente. Para no haber dormido nada en toda la noche estaba radiante. Tenia una figura esbelta que se envolvía en un delicado camisón corto de seda blanca. El le observaba desde la cama con una sonrisa en la boca, y se rió suavemente al ver que uno de los tirantes de aquel camisón que el le había regalado se le resbalaba constantemente a través del hombro. Cada día que la observaba se daba cuenta de que no pudo haber encontrado una mujer mejor con la que compartir su vida. Y ademas era terriblemente hermosa, cada día mas. Le gustaba ese aire despistado que ella tenia, siempre metida en su mundo, sin darse demasiada cuenta de lo que pasaba a su alrededor. Ademas le transmitía una enorme sensación de paz.

En uno de esos instantes ella se percato de que le estaba observando y cuando cruzaron las miradas el le sonrió simpáticamente. Ella justo llego a esbozar una sonrisa y se sentó en el banco que estaba justo al lado de la ventana para ponerse las medias.
El pensó en ir a por su cámara de fotos para poder retratar lo que estaba viendo, le pareció una toma maravillosa pero se dio cuenta de que para cuando se movería toda la magia del momento se habría esfumado. Así que se conformo con observarla y guardarla en sus retinas. Los rayos de sol que se colaban por la ventana iluminaban su pelo fino y rubio, que a su vez daba un halo de candidez a sus rasgos de mujer adulta. Tenia la piel muy pálida, casi de porcelana, con unas pequeñas y casi inapreciables pequitas que le recorrían todo el cuerpo como si alguien las hubiera ido pintando con una paciencia divina.
Pero para cuando se quiso dar cuenta ella ya estaba en el cuarto de baño cepillándose el pelo y preparándose para ir a trabajar y toda la belleza del momento había desaparecido.

"Marcos! Es tarde, hay que ir al cole" decía ella sin levantar en exceso la voz. Aunque sabia perfectamente que su hijo no se movería de la cama hasta que ella fuera a su cuarto y le diera un ultimátum.
Cuando ya estaba preparada se dirigió a la habitación de su hijo. Nada mas entrar levanto la persiana y observo como Marcos se acurrucaba debajo de las sabanas en busca de oscuridad. Ella se sentó en el borde de la cama y dándole un suave cachete en el culo le dijo "Vamos, vas a hacerme llegar tarde".
Salieron corriendo de casa como todas las mañanas. Marcos con la mochila sin terminar de colocar del todo y su madre rebuscando en el bolso para encontrar las llaves del coche.
De camino al colegio observaba como su hijo se iba quedando dormido con la cabeza apoyada en el cristal de la ventanilla mientras pensaba en lo cruel que era para un niño tan pequeño tener que madrugar tanto, cuando todos los niños que iban a colegios públicos se levantaban una hora mas tarde.

Para cuando llegaron al edificio Marcos ya se había despertado, y tras darle un beso a su madre en la mejilla se dispuso a subir las escaleras con sus pequeñas piernecitas medio adormilado.

viernes, 30 de octubre de 2009

Una noche de soledad (cap 3)


A las 7 de la mañana el odioso despertador con sonido de gallo de Ana comenzó a sonar. Ella camino desnuda por la habitación pensativa. Tras una breve parada frente a la ventana decidió que lo mas adecuado para un día tan otoñal como aquel seria su traje de falda gris oscuro, con unos zapatos verdes que tendrían unos 10cm de tacón.

Frente al espejo del baño, se puso un poco de colorete para mejorar su aspecto de cansancio y se recogió su castaña melena con una sencillas horquillas. Se quedo unos segundos observándose en el espejo, tratando de reconocer a la persona que había al otro lado. "Yo nunca he sido una persona impulsiva, soy metódica y por eso he llegado hasta donde estoy. Con 23 años era ya parte importante de mi empresa y a mis 28 tengo a mi cargo muchísimas responsabilidades. No me puedo permitir el ser impulsiva." Cuando vio que sus grises ojos empezaban a humedecerse se acordó de la hora que era.

Corrió hacia el pasillo donde tenia la gabardina gris que se coloco. Después metió en su bolso su agenda, llaves, cartera, móvil... y cogió el paraguas verde a juego con sus zapatos.


Cuando salio al portal vio que el día era terriblemente triste. Llovía y las nubes eran grises, como si algo terrible se avecinara. La gente corría de un lado para otro con el horrible gesto de alguien que llega tarde al trabajo un lunes. Todo el mundo vestía colores oscuros e incluso los arboles habían perdido ya sus hojas amarillentas.

Ella abrió el paraguas y comenzó a caminar lentamente bajo la lluvia. Nadie hubiera dicho que llegaba 20 minutos tarde al trabajo. Caminaba despacio, observándolo todo. Todas las fachadas y los escaparates eran iguales que la semana anterior pero Ana se sorprendía a cada paso por lo triste que resultaban.

Finalmente vio a lo lejos la esquina donde estaba Dani, se detuvo un instante y pensó "Hoy no es un buen día para cambiar de vida". Así que acelero el paso y trato de cruzar a toda prisa como cada mañana por delante de aquel desconocido músico callejero. Pero el destino quiso que el semáforo se pusiera en rojo en ese mismo instante. Y ella tubo que detenerse de espaldas a el. Lo tenia tan solo a unos 5 metros de distancia. Incluso por un momento creyó que podía llegar a olerle, pero solo fue su imaginación.

Los acordes de una canción empezaron a sonar...

"Cuanto más bella es la vida
más feroces sus zarpazos,
cuantos más frutos consigo
más cerca estoy de perder,
por una caricia tuya
toco el cielo con las manos
pero sé que si te marchas,
besaré el suelo otra vez.

Grita al mundo, rompe el aire
hasta que muera tu voz,
que el amor es un misterio
y que importa sólo a dos,
correremos por las calles,
grataremos tu y yo
que el amor es un misterio
y que importa sólo a dos.

Yo no quiero causar pena
sólo por mi condición
de mujer rota en esencia
y herida en el corazón
no habrá un hombre en este mundo
que me vuelva a hacer caer,
porque sé que si se marcha
besaré el suelo otra vez.

Cuando llegue el huracán,
que seguro ha de venir,
por marcharte de mis brazos,
por escaparte de mí
pensaré que fuimos grandes,
pensaré que fuimos dos,
tú en tu cuerpo, yo en el mío
y un sólo corazón. "

http://www.goear.com/listen/5a12fc3/besare-el-suelo--revolver

El semáforo había cambiado de color un par de veces para cuando la canción finalizo. Pero ella seguía inmóvil agarrando fuertemente su paraguas. Mirando al frente. Dándole la espalda. Se seco una lagrima que le recorría la mejilla y continuo su camino hacia ese gris futuro, lleno de triunfos pero vacío de sentimientos."

jueves, 29 de octubre de 2009

Una noche de soledad (cap 2)


Allí estaba el, sentado en un frió sofá de piel blanca, esperando ansioso a que aquella joven mujer apareciera con la prometida cerveza. Era un hombre tranquilo pero la seguridad en si misma que había demostrado Ana le había puesto algo nervioso. No estaba acostumbrado a que nadie reaccionara así ante su carácter tan directo y menos una mujer aparentemente tan diferente a el. Entonces ella apareció bajo el umbral de la puerta, con una cerveza en cada mano.

Durante el día a día no se había dado cuenta de lo realmente atractiva que resultaba. Normalmente pasaba fugazmente y el solo se fijaba en que vestía una elegante gabardina gris y que siempre usaba zapatos con tacones.
Pero esa noche Ana estaba espectacular. Unos pantalones de cuero negros envolvían unas largas y bonitas piernas. No era una mujer muy delgada, su cuerpo era mas bien redondeado. Llevaba una camiseta negra también atada al cuello que dejaba su espalda al aire. Dani pensó que la imagen que daba con esa ropa, por mucho que a el le gustara, no era acorde con la chica con aires de elegancia que el veía cada mañana.
Pero en aquel momento lo que menos le apetecía era divagar sobre el porque de aquel cambio. Sin duda alguna prefería dedicarse por completo a Ana.

Ella se sentó a su lado, y dejo la bebida encima de la mesa mientras le miraba a los ojos, pero enseguida se avergonzó y bajo la mirada. Dani sonrió como si le encantara intimidarla.
Entonces el temido silencio se apodero de la sala y cuando los pensamientos de Ana casi podían leerse a través de sus ojos Dani se abalanzo sobre ella sorpendiendola con un largo beso.

Antes de que a Ana le diera tiempo a incorporarse, el le agarro y la tumbo en el sofá, se quedo unos instantes mirándole directamente a los ojos antes de hacer nada, y al ver como ella echaba su cabeza hacia atrás dándole luz verde, se abalanzo sobre su blanco cuello. Su piel era suave y aterciopelada.
Tenia un olor tan particular que Dani pensó en que nunca lo podría olvidar.

Los siguientes minutos para Ana pasaron entre la pasión de lo desconocido, las risas por la inseguridad, la excitación de lo nuevo y la atracción por la libertad.

Al terminar no hubo frases románticas, ni preguntas estúpidas. Ella se metió a la ducha y mientras le dejo a el a solas en el salón vistiéndose.

"Te observo cada día y siempre me he preguntado que es lo que te hace infeliz. Aun no lo he descubierto, pero si se que esta noche, por unas horas, algo ha cambiado en tu mirada.
Si quieres volver a verme, solo tienes que parar un día a escuchar mi música. Si no lo haces entenderé que no quieres saber nada mas de mi".

Ese post-it rosa pegado en la mesa del salón fue lo único que dejo Dani tras su marcha.


..... (Continuara)

miércoles, 28 de octubre de 2009

Una noche de soledad (cap 1)



Las luces de colores brillaban a su alrededor. Era ya tarde, las 5 de la mañana pero ella seguía bailando como a primera hora de la noche. El cansancio no se reflejaba en sus gráciles movimientos, pero empezaba a notar como le pesaba encima todo aquel aire tan cargado. Ese ambiente caliente y húmedo que llenaba la discoteca, tantas veces respirado, tan pesado que incluso a ella le parecía que todo se movía mas lentamente a su alrededor.
Los focos no le dejaban ver con claridad, y toda la gente que se agolpaba a su alrededor no eran mas que siluetas que se movían todas al mismo compás.
En ese momento vio como alguien se acercaba hacia ella, su figura le resultaba conocida pero no conseguía distinguir sus facciones. Esa ultima copa que se había tomado había hecho estragos. Cuando lo tuvo a medio metro de distancia se dio cuenta de quien era. Su olor la inundaba y por un momento dejó de bailar al son de la música para concentrarse solamente en sus pensamientos.

Se trataba de ese músico callejero que solía tocar la guitarra en la esquina de la calle Madrid con Monreal. Ella pasaba delante suyo todas las mañanas al ir a trabajar y aunque no se paraba a escuchar su música, con solo unos acordes una sonrisa acudía a sus rojos labios. Siempre jugaba a imaginar que esas pequeñas frases que justo alcanzaba a escuchar mientras cruzaba la calle, iban dedicadas a ella.


Para cuando se quiso dar cuenta el ya estaba a unos pocos centímetros de su oído. "Bailas con migo?" Ella no supo que responder, estaba un poco descolocada con la situación, ademas su voz grave y profunda había hecho que se le erizaran los pelos.
Al momento se vio bailando una canción de ritmos latinos a su lado. El no lo hacia mal, la verdad es que con la escusa de bailar con el ella pudo aprovechar y fijarse mejor en todo su físico. Mediría 1,80, era de moreno de piel oscura, pero con unos intensos ojos verdes a los que ella no se atrevía a mirar directamente. Lo que mas le llamo la atención eran sus brazos y su espalda. Aunque aparentemente no era un chico muy musculado, la camiseta verde que llevaba dejaba entrever una espalda ancha enmarcada con unos fuertes brazos.
"Me llamo Dani y tu?" Dani... nunca había pensado que nombre podría tener aquel desconocido de aires chulescos que tocaba en el centro. "Yo Ana".

Dani le agarro por la cintura y la acerco un poco mas a sus caderas. Ella se puso mas nerviosa aun, pero sin pararse a pensar comenzó a bailar con movimientos lentos. De repente Ana fue consciente de la situación y se sonrojo sin motivo.
"Me encanta como bailas" Le decía el al oído mientras le deslizaba una de sus manos por el abdomen.
No supo que contestar, estaba nerviosa y alterada a la vez, pensó en ofrecerle tomar una ultima copa pero el se le adelanto. "Porque no me invitas a una cerveza en tu casa? Se que vives cerca de aquí, te veo pasar todas la mañanas" Aquella frase le desconcertó mas aun. El se había fijado en ella, y encima tenia el morro de decirle que le llevara a su casa. Eso le hizo sonreír y fue el impulso que necesitaba para agarrarle la mano y llevarle hacia la salida de la discoteca en dirección de su casa... Después de todo, los caraduras eran los que mas le gustaban.


..... (Continuara)