lunes, 2 de noviembre de 2009

Where are you angel mind? don't you see me crying? (Cap 1)


Era una noche terriblemente calurosa para ser primavera. Las sabanas grises se pegaban a su pálida piel mientras ella se iba revolviendo a través del colchón buscando el contacto con los huecos de la cama que aun estaban frescos.
Se estaba empezando a agobiar por el calor y también porque solo le quedaban 2 horas antes de entrar a trabajar.

En una de sus constantes vueltas para encontrar postura, se vio entrelazada en los brazos de su marido. El le miraba con ojos compasivos y una media sonrisa que delataba el echo de que no era el quien había estado toda la noche en vela.
Se sostuvieron la mirada un largo instante. Aparentemente los dos se miraban cómplices, cualquiera que hubiera contemplado la estampa habría pensado que era un momento la mar de tierno. Pero nada mas lejos de la realidad.
El simplemente tenia ganas de que su mujer fuera feliz, y lo intentaba con todas sus fuerzas. Pero ella en cambio no quería serlo. Se sentía vacía por dentro, no podía estar tranquilamente abrazada a su marido en la cama, cada vez que veía a su hijo este le recordaba que nunca debió dejarse convencer para ser madre, su trabajo le agobiaba y le hacia infeliz... y a pesar de todo ella trataba de aparentar todo lo contrario.
Sabia que su marido era un hombre ejemplar, que hacia lo imposible por sacarle una sonrisa y que su hijo la quería con locura a pesar de todo.

Ella volvió de sus pensamientos y dándole un delicado beso a su marido se levanto de la cama. Se desperezaba todas las mañanas como un gato que arquea la espalda elegantemente. Para no haber dormido nada en toda la noche estaba radiante. Tenia una figura esbelta que se envolvía en un delicado camisón corto de seda blanca. El le observaba desde la cama con una sonrisa en la boca, y se rió suavemente al ver que uno de los tirantes de aquel camisón que el le había regalado se le resbalaba constantemente a través del hombro. Cada día que la observaba se daba cuenta de que no pudo haber encontrado una mujer mejor con la que compartir su vida. Y ademas era terriblemente hermosa, cada día mas. Le gustaba ese aire despistado que ella tenia, siempre metida en su mundo, sin darse demasiada cuenta de lo que pasaba a su alrededor. Ademas le transmitía una enorme sensación de paz.

En uno de esos instantes ella se percato de que le estaba observando y cuando cruzaron las miradas el le sonrió simpáticamente. Ella justo llego a esbozar una sonrisa y se sentó en el banco que estaba justo al lado de la ventana para ponerse las medias.
El pensó en ir a por su cámara de fotos para poder retratar lo que estaba viendo, le pareció una toma maravillosa pero se dio cuenta de que para cuando se movería toda la magia del momento se habría esfumado. Así que se conformo con observarla y guardarla en sus retinas. Los rayos de sol que se colaban por la ventana iluminaban su pelo fino y rubio, que a su vez daba un halo de candidez a sus rasgos de mujer adulta. Tenia la piel muy pálida, casi de porcelana, con unas pequeñas y casi inapreciables pequitas que le recorrían todo el cuerpo como si alguien las hubiera ido pintando con una paciencia divina.
Pero para cuando se quiso dar cuenta ella ya estaba en el cuarto de baño cepillándose el pelo y preparándose para ir a trabajar y toda la belleza del momento había desaparecido.

"Marcos! Es tarde, hay que ir al cole" decía ella sin levantar en exceso la voz. Aunque sabia perfectamente que su hijo no se movería de la cama hasta que ella fuera a su cuarto y le diera un ultimátum.
Cuando ya estaba preparada se dirigió a la habitación de su hijo. Nada mas entrar levanto la persiana y observo como Marcos se acurrucaba debajo de las sabanas en busca de oscuridad. Ella se sentó en el borde de la cama y dándole un suave cachete en el culo le dijo "Vamos, vas a hacerme llegar tarde".
Salieron corriendo de casa como todas las mañanas. Marcos con la mochila sin terminar de colocar del todo y su madre rebuscando en el bolso para encontrar las llaves del coche.
De camino al colegio observaba como su hijo se iba quedando dormido con la cabeza apoyada en el cristal de la ventanilla mientras pensaba en lo cruel que era para un niño tan pequeño tener que madrugar tanto, cuando todos los niños que iban a colegios públicos se levantaban una hora mas tarde.

Para cuando llegaron al edificio Marcos ya se había despertado, y tras darle un beso a su madre en la mejilla se dispuso a subir las escaleras con sus pequeñas piernecitas medio adormilado.

2 comentarios:

  1. Hi, guapetona!

    Siento mucha tristeza por la protagonista del relato. Parecía estar dentro de aquella canción de Antonio Vega que decía "se dejeba llevar, se dejaba llevar por tí". Parece que las presiones e imposiciones externas le han ganado la batalla, que no ha aprendido a decir "no". Y he recordado una de mis citas favoritas "vive como piensas, porque sino acabarás pensando como vives".

    ¡Dime que le dará la vuelta a su life!C'mon! ;)

    Kisses lectores ***

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  2. Pues no se yo si su vida dará la vuelta o no, porque ella tiene una vida muy chunga... pero bueno se hará lo que se pueda.

    Aunque me da a mi que esto no lo resuelvo yo en 2 entradas de blog ni mucho menos. Esta "historia" me va a quedar larguísima jaja

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